Mi hermano José es mi hermano mellizo. Desde el seno de nuestra madre vivimos una intensa comunión de amor ya que fuimos concebidos juntos. La naturaleza nos permitió vivir este privilegio de no haber sido concebidos en solitario. Ya en el seno de nuestra madre vivíamos en compañía por lo que tenemos una complicidad especial. Es normal.
Es un santo varón, mi hermano. Posee una bondad especial. Es muy parco en palabras, eso sí, pero es un hombre de una fidelidad a toda prueba, honrado y lleno lealtad, veraz y sincero. A él le quiero dedicar este homenaje porque merece que todos los hermanos agradezcamos que casi haya hecho de cabeza de familia.
Desde pequeño tuvo que cuidar de nuestra madre viuda. Ella se apoyaba mucho en él porque lo consideraba el mayor de la familia. No tuvo muchas oportunidades de formación, pero él se hizo a sí mismo procurándose una cuidada formación que continúa hasta hoy.
Le ha gustado siempre pintar. Y no ha ido a ningún sitio para aprender. Observando a grandes pintores y jugando con los pinceles, ha ido elaborando su pequeña galería de cuadros, de los que traigo aquí una pequeña muestra y no los mejores, porque, los mejores, los ha ido regalando a la familia y a los amigos.
Te admiro, mi querido hermano y te quiero mucho. Que Dios te siga bendiciendo a ti y a tu querida familia, a la que yo también quiero mucho.