No creo para nada en las políticas del G 20

No creo para nada en las políticas del G 20. Mientras los poderosos del mundo y los poderes fácticos se ocupen más de las grandes economías del mundo y no vuelvan los ojos de verdad hacia los pobres, ni creo ni creeré en los G 20. Desde que se están reuniendo poco han cambiado el ritmo del mundo. Preciosas fotos de encuentro, de reuniones, de aviones que van y que llegan, grandes séquitos y grandes hoteles… No creo en esta clase de reuniones. Reconozco los esfuerzos, pero no veo los éxitos. Mientras en nuestras cabezas estén presididas por las grandes economías, por los señores de la guerra, por el poderoso caballero del tráfico de armas y de personas, y se abandone a los pobres, a todos los pobres que en el mundo cada día mueren de hambre, NO CREERÉ EN QUE EL G 20 VALGA PARA ALGO, A NO SER PARA GASTAR MÁS DINERO.

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Volver al primer amor…

Hoy me ha impresionado y golpeado fuertemente la palabra de Dios. Decía San Juan en el Apocalipsis a la Iglesia de Efeso: Conozco tu conducta, tus fatigas y tu paciencia en el sufrimiento; que no puedes soportar a los malvados y que pusiste a prueba a los que se llamaban apóstoles sin serlo. Tienes paciencia en el sufrimiento. Has sufrido por mi nombre sin desfallecer. PERO TENGO CONTRA TI QUE HAS PERDIDO TU AMOR PRIMERO. Date cuenta pues de donde has caído, arrepiéntete y vuelve a tu conducta primera (Ap 2, 2-5)  

 

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SEÑOR, QUIERO VOLVER AL AMOR PRIMERO. A AQUEL AMOR QUE ME DIO TANTA FUERZA… A AQUEL AMOR QUE, CUANDO LO DESCUBRÍ, NO PODÍA VIVIR SIN EL. TANTO ME COGÍA EL AMOR POR TI QUE VIVIA, AMABA, PENSABA, SENTÍA, SOÑABA, TRABAJABA Y ME ENTREGABA EN TU AMOR Y POR TU AMOR. Tú eras toda la razón de vivir y también de morir haciendo Reino.

Concédeme   hoy la gracia de volver AL AMOR PRIMERO. Otórgame la misma pasión, el mismo entusiasmo, la misma entrega, la misma capacidad de intimidad y de comunión, de presencia y de pasión amorosa. Y gracias, Señor, por concederme esta gracia, pues sé que al pedírtela, ya me la has concedido.