Siempre me ha gustado este poeta por su calidad humana, por su capacidad para vivir el desarraigo y el desprendimiento, por su entereza ante el sufrimiento y por tener claro y definido lo que quería ser en la vida y que expresa en bellísimos poemas titulados «Piedra» y «romero». Con León Felipe aprendí a no querer nada más que aquello que me realiza como persona y supe, con él, que la aspiración más coherente en la vida es aquella que nos sitúa en nuestro lugar y en nuestra historia con todos los avatares de la misma. Con él aprendí el poder de la contestación desde la verdad original del ser.
León Felipe (pincha aquí para conocer algo de su historia)
Así es mi vida,
piedra,
como tú, como tú,
piedra pequeña;
como tú,
canto que ruedas,
por las calzadas
y por las veredas;
como tú,
guijarro humilde de las carreteras
como tú,
que en días de tormenta
te hundes
en el cieno de la tierra
y luego
centelleas
bajo los cascos
y bajo las ruedas;
como tú, que no has servido
para ser una piedra
de una lonja,
ni piedra de una audiencia,
ni piedra de un palacio
ni piedra de una Iglesia;
como tú,
piedra aventurera;
como tú,
que tal vez estás hecha
solo para una honda
piedra pequeña
y ligera….