Día uno de noviembre, día de la comunión de la Iglesia militante con la Iglesia triunfante

En este día, más que en ningún otro, levantamos los ojos a los montes para tenerlos llenos de luz, de vida, de esperanza, de cielo, de eternidad, de Dios mismo… y de todos aquellos que nos precedieron en la peregrinación de la fe.

Dios mío, dame deseos del cielo, que es la patria definitiva de todos y cada uno de nosotros.

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